La sustentabilidad ha dejado de ser un diferencial para convertirse en una expectativa básica en el sector inmobiliario. Certificaciones como LEED, EDGE o WELL son cada vez más comunes en los nuevos desarrollos. Sin embargo, en un mercado más informado y exigente, surge una pregunta clave: ¿es suficiente obtener una certificación verde para garantizar el éxito de un proyecto?
Desde Empatía Comunidad, donde trabajamos en consultoría en comunicación con propósito, marketing sustentable y cultura corporativa sostenible, entendemos que la verdadera transformación va mucho más allá de cumplir con requisitos técnicos. Implica construir una identidad sólida y coherente, en la que la sustentabilidad esté integrada genuinamente en cada decisión estratégica de la organización.
En real estate, los beneficios de apostar por desarrollos realmente sustentables son claros:
- Valorización de activos: los edificios eficientes, saludables y responsables logran mejores tasas de ocupación, mayor valorización de reventa y retorno de inversión.
- Diferenciación competitiva: en un mercado saturado, los proyectos que integran la sustentabilidad en su ADN se destacan y conectan con un público más consciente.
- Acceso a financiamiento: fondos de inversión y bancos priorizan iniciativas alineadas a criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza).
- Reputación y licencia social: la coherencia entre el discurso y las acciones fortalece la confianza con todos los públicos estratégicos.
Ahora bien, para que estos beneficios sean sostenibles en el tiempo, la sustentabilidad no puede limitarse a una estrategia de marketing ni a un checklist de requisitos. Debe abordarse de manera transversal, vinculando a todos los públicos —internos y externos— y articulando con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
El impulso europeo: España como referencia
En Europa, la integración de la sostenibilidad como parte esencial del negocio ya tiene un marco normativo robusto. España, en particular, avanza en la implementación de la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), que obliga a empresas, incluidas pymes, a reportar información detallada sobre su impacto ambiental, social y de gobernanza. Esta regulación busca garantizar que la sostenibilidad sea medida y auditada con la misma seriedad que los resultados financieros.
Según datos recientes, el 75% de las pymes españolas consideran que la sostenibilidad es una prioridad, pero más del 80% enfrentan barreras para su adopción plena, principalmente por costos y tamaño organizacional. A pesar de estos desafíos, el nuevo marco legal está impulsando a las empresas a integrar la sustentabilidad en su core business, más allá del cumplimiento formal.
La realidad latinoamericana: desafíos y oportunidades
En América Latina, las pymes representan el 99,5% del tejido empresarial y generan alrededor del 60% del empleo formal. Sin embargo, muchas enfrentan obstáculos importantes para avanzar en su transición sostenible: falta de financiamiento verde, desconocimiento técnico y menor presión regulatoria.
Un informe de RSM Latin America revela que solo el 46% de las empresas de la región cuenta con una política formal de sostenibilidad, y el 30% reconoce dificultades para medir y reportar su desempeño ESG. Frente a este escenario, iniciativas como el Programa Pymes Verdes LAC buscan revertir la situación, promoviendo el acceso a financiamiento verde y acompañamiento técnico, con impactos proyectados en generación de empleo y reducción de emisiones de carbono.
Una mirada convergente: hacia dónde vamos
Tanto Europa como América Latina avanzan hacia un modelo de negocios donde la sostenibilidad ya no es opcional. Aunque los ritmos y marcos regulatorios sean distintos, la tendencia global es clara: quien logre integrar la sostenibilidad como parte estratégica de su propuesta de valor tendrá una ventaja competitiva real y sostenible en el tiempo.
En el mercado inmobiliario, esto implica ir más allá de la obtención de certificaciones y construir proyectos que generen un impacto positivo genuino, articulando cultura interna, innovación y comunicación transparente.
La sustentabilidad auténtica no se impone desde afuera: se construye desde adentro, en cada decisión, en cada conversación, en cada acción.
Hoy, la pregunta que toda organización debería hacerse ya no es “¿Debería certificar mi proyecto?”, sino:
“¿Estoy construyendo valor real para mi empresa, mis comunidades y el futuro?”