Queremos agradecer a Marcela Fittipaldi por darle un espacio a esta columna realizada por Claudia Armesto, Directora de Empatía Comunidad.
La violencia digital entre niños, niñas y adolescentes crece en silencio. No suele aparecer en los partes escolares ni en los boletines informativos, pero circula en los mismos dispositivos con los que estudian, se organizan y juegan. Las pantallas, que pueden ser espacio de creatividad y encuentro, también se han convertido en escenarios de humillación, escarnio público y exposición emocional sin consentimiento.
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